Realizar un trabajo formativo integral con los estudiantes, orientado a desarrollar actitudes y valores centrales como el trato respetuoso, la convivencia inclusiva, la participación democrática y la habilidad de resolver conflictos de forma dialogada –correspondientes a los cuatro modos de convivir propuestos en la Política Naciona de Convivencia Escolar–, implica que la gestión de la escuela no sólo responda a hitos o actividades puntuales, sino que todas estas intenciones y declaraciones sean visibles y transversales en los diversos elementos de la cultura escolar.
En las últimas décadas la educación del carácter ha tomado más fuerza gracias a la evidencia que han aportado la economía y la psicología positiva respecto del impacto de este tipo de habilidades. El Programa de Fortalezas del Carácter de la Fundación Astoreca ha recogido estos aprendizajes y los ha integrado en su diseño e implementación. El siguiente artículo presenta los resultados que entrega la evidencia sobre la importancia de la educación del carácter y la posibilidad de diseñar programas educativos que logren con éxito esta tarea.